viernes, 11 de mayo de 2012

La caza de rinocerontes, un especialidad criminal sumamente organizada



La caza ilegal de rinocerontes en Sudáfrica es una actividad de alta rentabilidad, manejada por redes capaces de satisfacer la demanda de Asia y de sobornar intermediarios.
Esas redes disponen de medios dignos de grupos mafiosos, como helicópteros, fusiles de grueso calibre y armas de guerra, aunque la fiscalía sudafricana se muestra reacia a caracterizarlas a todas por igual.
"Algunas pertenecen al crimen organizado y otras no", señala Joanie Spie, una magistrada de Pretoria de la célula especializada en temas de caza furtiva.
Hay actualmente unos 160 procesados, varios de ellos funcionarios que se suponía estaban a cargo de la protección de los animales, como dueños de reservas privadas, veterinarios, policías, guardias de parques nacionales...
"Cualquiera puede ser un furtivo, desde el cazador que recibe dinero por la caza hasta el guardia al que se corrompe", dice Spie.
"Eso supone un alto grado de organización", pues la cadena que va del cazador al consumidor final "cuenta por lo menos con cuatro niveles". Y los cuernos llegan siempre a manos de los mismos traficantes de Asia, que los compran a precio de oro.
Entre tanto, la justicia "avanza lenta pero firmemente", asegura.
Esa labor ha permitido "capturar a responsables de alto nivel" y no sólo a cazadores, agrega, en respuesta a quienes en enero pasado cuestionaron ante el Parlamento la capacidad de la justicia de llegar hasta los peces gordos del tráfico.


La mayor parte de los cuernos de rinocerontes matados en Sudáfrica salen por el aeropuerto de Johannesburgo. Un vietnamita de 25 años, That Thai Ding, fue capturado en ese lugar el mes pasado con tres cuernos en las maletas.
Otra parte es enviada al puerto de Beira, en Mozambique, un país azotado por la corrupción.
Luego las rutas divergen, pero Hong Kong es uno de los puntos neurálgicos del tráfico. En noviembre pasado, la aduana honkonguesa efectuó un decomiso récord de 33 cuernos.
"Algunos van directamente a Vietnam y otros pasan por Tailandia, Camboya o Laos", señala Naomi Doak, coordinadora en Vietnam de Traffic, una red de vigilancia de comercio de fauna salvaje.
Para Doak, "la coordinación del encaminamiento de cuernos desde Sudáfrica a Vietnam requiere tales medios que no dejan dudas sobre la implicación de las mafias".
Algunos cazadores de rincerontes presentan autorizaciones falsas, dado que esa práctica es legal en Sudáfrica, aunque con fuertes restricciones que la limitan al ascrificio de un centenar de animales por año.
L
a mayoría de los cazadores son de origen asiático y están autorizados a llevarse el cuerno como recuerdo.
La venta está prohibida, pero de hecho nadie se ocupa de ello pues, según las organizaciones de protección de los animales, las autoridades de Vietnam cierran los ojos a esas transacciones.
Tres tailandeses y un terrateniente sudafricano fueron recientemente detenidos bajo sospechas de haber obtenido permisos de caza para testaferros, amigos y prostitutas, con el fin de recuperar luego los trofeos.
El presunto jefe de esa red, Chumlong Lemtongthai, será juzgado en junio. Según la acusación, compraba cuernos de rinoceronte a 65.000 rands (unos 8,300 dólares) el kilo y los revendía al triple.
La sentencia será observada con atención, ya que en enero un tribunal sudafricano pronunció durísmas penas, de 25 años de cárcel, contra tres jóvenes mozambiqueños que eran meros cazadores que actuaban por encargo.
Tak Lam-fai, jefe interino de Puertos, sostiene un cuerno de rinoceronte en la aduana de Hong Kong en noviembre de 2011. La caza ilegal de rinocerontes en Sudáfrica es una actividad de alta rentabilidad, manejada por redes capaces de satisfacer la demanda de Asia y de sobornar intermediarios.
Las cifras clave del tráfico de cuernos de rinoceronte. Más buscado que la cocaína o el oro, un cuerno de este animal puede llegar a venderse por medio millón de dólares

No hay comentarios:

Publicar un comentario