El fallo de la
Corte que ordena sanear el Riachuelo cumplirá cuatro años en
menos de un mes. Sin embargo, la calidad del agua no ha mejorado y hay algo aun
peor: si se pudiera cambiar todo el líquido contaminado por uno absolutamente
puro, destilado, en el lapso de una semana la contaminación sería la misma.
Esa es una de las conclusiones a las que llegó un grupo de
científicos de la Facultad
de Agronomía de la
Universidad de Buenos Aires (UBA), que desde 1998 analiza de
manera sistemática el río. Los resultados de su último estudio detectaron altos
niveles de metales pesados y de materia orgánica en el lecho. Y una
concentración de oxígeno igual a cero.
"La situación es preocupante. En nuestros sistemas de
incubación las muestras no se mueven. En el Riachuelo sí y se van al Río de la Plata , que aunque sea ancho
y tenga mucha agua, es el que nos da de tomar. Por ahora está contaminado, pero
se diluye en el montón, no sé cuánto más va a aguantar", indicó Martha
Bargiela, integrante de la cátedra de Química Analítica, que dirige Alicia Rosa
Fabrizio de Iorio.
"La idea surgió cuando vimos que, con el plan de
saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo, se limpiaba el agua y no el
sedimento, que está debajo y tiene mucha materia orgánica y metales. La
relación entre ellos hace que los metales que estaban instalados en un lugar se
puedan movilizar hacia otro", indicó la experta.
Los análisis, que fueron realizados en distintos puntos de
la cuenca en la que viven más de 5 millones de personas, detectaron
especialmente cromo y plomo, entre los metales más peligrosos para la salud. El
cromo está presente particularmente en las curtiembres, mientras que el plomo
puede ser un residuo de hidrocarburos y también estar presente en la actividad
de la galvanoplastia.
Bargiela explicó cómo se realizó el experimento:
"Llevamos las muestras al laboratorio y simulamos el contacto con agua no
contaminada para ver si el sedimento que estaba altamente deteriorado se
quedaba abajo o si se disolvía. Vimos que para los metales contaminantes, como
el plomo, por ejemplo, en los sedimentos controlaban su pasaje hacia el agua y
se disolvían, entonces el agua se deterioraba más. Si limpiamos el agua y
tratamos de sacar los sedimentos del fondo, le damos oxígeno y los metales por
el movimiento se liberan y se vuelve a contaminar".
¿Cuál sería la solución a corto plazo? "La primera es
la de proseguir con el ordenamiento territorial. Es fundamental que deje de
caer carga orgánica directamente al río. Además, no hay que quitar las plantas
de la ribera porque, como están adaptadas, pueden fijar los metales",
indicó.
Para las investigadoras, de ningún modo remover los lodos
del fondo del lecho del río sería una buena medida, porque pondría en riesgo
aún más al Río de la Plata ,
fuente de agua segura para 14 millones de personas en el área metropolitana.
"Si se sacaran esos lodos con la tecnología
adecuada, ¿adónde irían?, ¿quién los descontaminaría? Es riesgoso", agregó
Bargiela. Precisamente éste es uno de los proyectos que están en estudio en
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