viernes, 11 de mayo de 2012

El lecho del Riachuelo, todavía sin solución




El fallo de la Corte que ordena sanear el Riachuelo cumplirá cuatro años en menos de un mes. Sin embargo, la calidad del agua no ha mejorado y hay algo aun peor: si se pudiera cambiar todo el líquido contaminado por uno absolutamente puro, destilado, en el lapso de una semana la contaminación sería la misma.
Esa es una de las conclusiones a las que llegó un grupo de científicos de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que desde 1998 analiza de manera sistemática el río. Los resultados de su último estudio detectaron altos niveles de metales pesados y de materia orgánica en el lecho. Y una concentración de oxígeno igual a cero.

"La situación es preocupante. En nuestros sistemas de incubación las muestras no se mueven. En el Riachuelo sí y se van al Río de la Plata, que aunque sea ancho y tenga mucha agua, es el que nos da de tomar. Por ahora está contaminado, pero se diluye en el montón, no sé cuánto más va a aguantar", indicó Martha Bargiela, integrante de la cátedra de Química Analítica, que dirige Alicia Rosa Fabrizio de Iorio.
"La idea surgió cuando vimos que, con el plan de saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo, se limpiaba el agua y no el sedimento, que está debajo y tiene mucha materia orgánica y metales. La relación entre ellos hace que los metales que estaban instalados en un lugar se puedan movilizar hacia otro", indicó la experta.
Los análisis, que fueron realizados en distintos puntos de la cuenca en la que viven más de 5 millones de personas, detectaron especialmente cromo y plomo, entre los metales más peligrosos para la salud. El cromo está presente particularmente en las curtiembres, mientras que el plomo puede ser un residuo de hidrocarburos y también estar presente en la actividad de la galvanoplastia.
Bargiela explicó cómo se realizó el experimento: "Llevamos las muestras al laboratorio y simulamos el contacto con agua no contaminada para ver si el sedimento que estaba altamente deteriorado se quedaba abajo o si se disolvía. Vimos que para los metales contaminantes, como el plomo, por ejemplo, en los sedimentos controlaban su pasaje hacia el agua y se disolvían, entonces el agua se deterioraba más. Si limpiamos el agua y tratamos de sacar los sedimentos del fondo, le damos oxígeno y los metales por el movimiento se liberan y se vuelve a contaminar".
¿Cuál sería la solución a corto plazo? "La primera es la de proseguir con el ordenamiento territorial. Es fundamental que deje de caer carga orgánica directamente al río. Además, no hay que quitar las plantas de la ribera porque, como están adaptadas, pueden fijar los metales", indicó.
Para las investigadoras, de ningún modo remover los lodos del fondo del lecho del río sería una buena medida, porque pondría en riesgo aún más al Río de la Plata, fuente de agua segura para 14 millones de personas en el área metropolitana.
"Si se sacaran esos lodos con la tecnología adecuada, ¿adónde irían?, ¿quién los descontaminaría? Es riesgoso", agregó Bargiela. Precisamente éste es uno de los proyectos que están en estudio en la Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar), que tiene a cargo la ejecución del proceso de saneamiento.

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